sábado, 8 de octubre de 2011

De las élites a la democracia plena. (I)


La democracia plena es un viejo ideal de los oprimidos gestado en confrontación con el elitismo. El constitucionalismo contemporáneo mantiene este desprecio hacia las masas, bajo la pantalla del formalismo republicano.

Ya no identifica directamente la democracia con el desorden, la muchedumbre y la degeneración de gobiernos sometidos a multitudes incultas.

Pero acepta únicamente el régimen político que preserva el poder de los capitalistas

El socialismo apunta a construir una sociedad igualitaria a partir de la erradicación del capitalismo y la expansión de la propiedad colectiva de los medios de producción.

Este proceso exige desenvolver la autodeterminación popular, bajo una modalidad que debería contener las características de una democracia socialista. Este sistema político sustituirá el régimen actualmente dominado por los banqueros, los industriales y los burócratas por un gobierno soberano del pueblo, que pondrá en práctica una democracia real

Al sustraer los derechos esenciales (educación, salud, alimentación, ingreso básico) de las reglas de mercado, una transformación socialista permitirá mejorar el nivel de vida y reducir drásticamente la desigualdad. La paulatina socialización del proceso productivo aportará a la población los recursos, el tiempo y las calificaciones necesarias para participar, deliberar y decidir los destinos de la sociedad. Estos cambios favorecerán la expansión de la democracia a todas las áreas de la vida social. Formas de gestión mayoritarias serían introducidas en la economía (fábricas, bancos, servicios), el estado (administración, ejército, justicia) y la actividad pública (educación, salud, medios de comunicación). La mera rotación de funcionarios al servicio de las clases dominantes quedará sustituida por una efectiva presencia de los exponentes de la opinión popular.

De esta forma cesaría la separación entre esferas políticas -formalmente sometidas al voto ciudadano- y áreas económicas exceptuadas de ese principio. Desaparecería la fractura que ha permitido a los capitalistas dominar, sin transparentar la supremacía que ejercen en la sociedad actual.

La democracia socialista generalizará todas las iniciativas que favorecen la intervención masiva. La deliberación popular, las audiencias públicas y las consultas periódicas ya no serán episodios pasajeros. Conformarán la norma usual de un sistema regido por la autoadministración y sostenido en mecanismos de participación, representación y control colectivo.

Las principales decisiones quedarán sometidas al dictamen del voto, que expresará el poder real de los sufragantes.

Los comicios actualmente consensuados por las clases opresoras se transformarán en desenlaces reales de la voluntad colectiva. Estos actos dilucidarán encrucijadas relevantes, zanjarán conflictos y brindarán aval a las iniciativas más apreciadas.


domingo, 11 de septiembre de 2011

Del control de las elites al control de ciudadano. iv


Inciso necesario.

En la entrega anterior, incurrimos en la ligereza de no revisar el párrafo que se inicia con el planteamiento de los “americanos de valía” y culmina con el presidencialismo como modelo de cultura política sustentada por las elites del poder. Escritura un tanto enrevesada del texto que no permite la comprensión cabal de la idea; en tal sentido lo colocamos en esta sección de forma correcta:

Americanos de valía, que de seguro hoy ven con poco agrado el poder de elites que desangran el corazón de América. Son las rancherías marginales de Brasil o Venezuela igualitas de inseguras a las del Salvador o Nicaragua o las de México. Rancherías humanas plagadas de vicios, santerías, delincuencia, cristianismo, marxismo, socialismo del XXI, liberalismo, integrados en un imaginario social dinámico que crece atizado por elites del voto democrático y de caudillos personalistas. Es el modelo de cultura política sustentado bajo control de elites, que suponen democracias estables y ciudadanos racionales.

Del control de las elites al control de ciudadano

Es fundamental que las democracias se fundamenten, entre otros aspectos, en la ciudadanía como principio de actores racionales e iguales ante la Ley y en la legitimación del poder del funcionario en su actuación frente a la administración de los asuntos del Estado.

El ciudadano sustenta el consenso que ante la Ley obtiene quien detectan el poder del Estado mediante el acto del voto. El ciudadano no es una entelequia que solo voto u opina o participa de enunciados que desde el gobierno se dan sobre aspectos puntuales de planificación o ejecución o inclusive de contraloría social.

Ciudadano es el Presidente, el Contralor o el empresario o el trabajador que en sí, condensan los rasgos que dan forma a la cultura política democrática en un contexto social dado. La cultura es esencialmente un rasgo vivo, proveniente de la acción consciente del hombre para producir relaciones entre sus semejantes. No es que el funcionario o el ciudadano formen entidades separadas. La noción de público o privado están cohesionadas a la noción de cultura política; es la amalgama que, en su contenido ideológico, define formas de relaciones, de comportamiento.

Por otro lado, la noción de legitimación del poder por parte del ciudadano, evidencia la actuación de elites que enquistadas en el poder del Estado, le asignan privilegios a los cargos de autoridad. Que terrible es observar como funcionarios de niveles intermedios disfrutar, junto a familiares y relacionados, de privilegios en cargos que inmisciblemente no lo ameritan. Choferes que son niñeros u auxiliares domésticos o guardaespaldas. Esto por citar un ejemplo que ilustra perfectamente como ciudadanos, y nos referimos al chofer, son abusados en su condición por el principio de gobiernos Presidencialistas. No son los funcionarios públicos, en su dimensión, fieles exponentes de la cultura política cuyo fundamento es la dominación de la figura del presidente como un caudillo y jefe del partido o de la colación de partidos de gobierno.

El ciudadano no es en principio un solicitante de servicio o un beneficiario de la asistencia o un contribuyente; El ciudadano es, un Ser Humano que en su condición de habitante de una comunidad sociocultural dada, asume principios y valores normativos de su vida y de las relaciones con sus semejantes. Su actuación en la convivencia es cívica porque responde a la normativa constitucional. Entre el ciudadano de actuación privada y el de actuación pública solo media el Rol, que en democracia es equitativo, justo y responsable indistintamente de su status.

Es este ciudadano que en principio de Ser Humano tiene conciencia de su Rol, para asumir con responsabilidad su participación en los asuntos del Estado para solicitar canales y condiciones de actuar como igual ante sus representantes.

Cuando el ciudadano no es simplemente un receptor, sino que es principio de la concepción de vida democrática, desde la familia, la democracia recobra su calidad y eficiencia.

El enquistamiento de figuras caudillistas, jefes de partidos, empresarios de empresas públicas, un caudal de familiares, amigo y relacionados rotando y posicionados en cargos públicos crea las elites de poder devenidas de la sociedad civil. Son socios circunstanciales que operan tras bastidores para sustentar con apoyo financiero a los grupos políticos que aspiran u ostentan el poder. Sino es así, que un Presidente, o legislador o gobernador o alcalde arroje la primera piedra sobre este humilde blog.

Reflexión…

El demócrata cree en el equilibrio del poder, como principio activo de la participación del ciudadano en las instituciones públicas o privadas, sin depender en su actuación de imposiciones desde arriba o confiscación de la autonomía en su decisión.

El demócrata cree en la desconcentración del poder de grupos o elites.

El demócrata cree en el poder compartido, no entre una camarilla de privilegiados y sus familiares, amigos y relacionados; sino entre ciudadanos conscientes de su condición de convivencia cívica, equitativa, justa y responsable.

Si no echen, número de los demócratas de nuestra América política, donde con tanta reelección, los providenciales tienen tanto coro, como gobiernos ganados.

Por ejemplo el Presidente dominicano Leonel Fernández con periodos entre 1966 a 2000, luego un receso, como descanso del agite, para regresar en el 2004 al 2008, luego 2008 hasta el 2012.

Álvaro Uribe en Colombia del 2002 al 2010 o Evo Morales con sus nueve años que van desde 2006 al 2015, o Hugo Rafael Chávez Frías con trece años y buscando para el 2012 un nuevo periodo de seis años, que si lo logra se sube a 19 años consecutivos.

Pero nada de eso se compara con Fidel, ho Fidel lo máximo y para que respeten, se retira y deja a su hermano como para que respeten.

Los diferencia su condición ideológica de izquierda o derecha, pero los iguala la reelección y continuidad en el poder.


domingo, 4 de septiembre de 2011

El control de las elites (iii)


Es clásico en América Latina adhesión del ciudadano a las elites gobernantes, al partido de gobierno, a los sectores políticos que detentan el poder. Ese es el ciudadano que operador político o no comprende que, entre otros medios, se accede a los beneficios del Estado mediante el asistencialismo de las propias instituciones públicas. Regularmente no hay otra vía, es lamentable esta afirmación, que no es exclusiva de quien suscribe este Blog. De allí que el control de las elites es asunto de estudio, dado los cambios de concepción ideológica en una parte importante de países de Latinoamericanos. Se mantiene el tiempo de la supremacía de las Elites Políticas, de los operadores políticos del partido de turno en el gobierno.

Se matiné aun en la América Política, el sincretismo cultural aupado por elites, grupos, individualidades autoritarias que construyen esquemas de poder en función de la estrecha relación que existe entre grandes conglomerados humanos en la extrema pobreza e individualidades populistas, carismáticas o simplemente autoritarias, sumadas a la inmensa riquezas natural explotada a mansalva por grupos económicos locales vinculados al capital trasnacional. Esta relación está ligada, por el caudillo; pero su fuente está en las creencias mesiánicas de América, por el “salvador que surgirá de sus entrañas” para liberarla del conquistador, que para unos es chino, soviético, inglés, norteamericano o cualquier otro designado externo que sirva de excusa izquierda o derecha, ante tamaño despilfarro de renta petrolera, agro minera, agropecuaria o simplemente humana.

Suena fuerte, pero; donde está la autocrítica necesaria para revisar errores consecuente. Narro una historia popular, la cual refiere que ante el acoso permanente del conquistador, el indio latinoamericano invento el Dorado, lo que “enloqueció” la codicia del conquistador por encontrar en el Amazonas esa ciudad construida de oro puro. Resulta que en el Amazonas era poblada de anacondas, arañas gigantes, pirañas, gorilas, ranas venenosas, lluvias torrenciales que mermaron a mordiscos y epidemias la codicia bárbara del conquistador. O las historias de ilustres americanos que sembraron de gloria la Europa Colonial; por citar a Don Francisco de Miranda, ilustre caraqueño que luce el estandarte latinoamericano en el viejo y en el nuevo continente de su epoca.

Americanos de valía, que de seguro hoy ven con poco agrado el poder de elites que desangran el corazón de América. Son las rancherías marginales de Brasil o Venezuela igualitas de inseguras a las del Salvador o Nicaragua o las de México. Rancherías humanas plagadas de vicios, santerías, delincuencia, cristianismo, marxismo, socialismo del XXI, liberalismo, integrados en un imaginario social dinámico que crece atizado por elites del voto democrático y de caudillos personalistas.

Es modelo que se ha sustentado en el modelo de cultura política bajo control de elites, que suponen democracias estables y ciudadanos racionales. Óptica difícil para unos y otros (digo de izquierda y derecha). Los primeros tipifican un ciudadano liberal, individualista producto de la propiedad privada capitalista. Mientras que los segundos satanizan al Estado-propietario y social que hace de lo público su botín personal para enriquecer la camarilla. Lo cierto es que en ambos casos, (de nuevo las elites) el ciudadano común convive con la inflación, impunidad, inseguridad, insalubridad, servicios públicos deficientes, rancherías como vivienda, pero eso sí, con un Presidente y su elite, dispuesto a sacrificarse él, su familia y amigotes a ocupar cargos públicos para defender a su país de los chinos o ingleses o norteamericanos o rusos según sea el caso.



jueves, 25 de agosto de 2011

La voluntad del ciudadano (ii)


La cultura política, como todo marco ideológico de la sociedad tiene una carga de valores que forman un simbolismo arraigado en el modo de vida latinoamericano, el cual modela las relaciones entre las instituciones del Estado y el ciudadano y sus organizaciones sociales. En América Latina, tenemos una forma de relacionar sociedad civil y sociedad política a través de organizaciones mixtas, ejemplo de ella son instituciones educativas, culturales, de entretenimiento y recreación, de salud, partidos políticos y movimientos labores son subvencionados por el Estado; los actores fundamentales de los partidos políticos son ministros, gobernadores, presidentes de empresas públicas, hasta el mismísimo primer mandatario en ocasiones trascendentales es el presidente del buró político del partido.

De allí que la relación ciudadano y la cultura política tiene una dimensión importante en las estructuras políticas que soportan la relación mixta entre organizaciones del Estado y del resto de la sociedad, porque en ellas está la resolución de los problemas que determinan la estabilidad del sistema político y los cambios que la carga valorativa de la democracia se imponga en la sociedad. En el caso de Venezuela, han surgido auspiciadas por el Estado, instituciones paralelas aun a los que contempla la Constitución Nacional. Se podrían citar como ejemplos los sistemas de de salud, de educación, laboral y hasta de la misma estructura del ejecutivo. Sustentadas en un partido que a la más vieja usanza de la democracia representativa está conformado en sus cuadros directivos por el Presidente de la Republica como presidente del PSUV. El partido soporta al funcionario público y el funcionario público actúa desde las instituciones del Estado como operador político del partido.

Encontramos entonces una sociedad que inspira a sus instituciones a mantener una cierta independencia del Estado, frente a un Estado que se empeña en aminorar la actuación libre, democrática de la sociedad a través de operadores del Estado no solo en funciones de cuadros del partido, sino en su vocero en las organizaciones sociales. La cultura política de la democracia se inscribe en una sociedad abierta a la participación social, al intercambio de opiniones bajo principios de dignidad y respeto por la opinión adversa, a la articulación de satisfacción de demandas sin discriminación o menosprecio de una comunidad sobre otra; en fin, a la valoración integral e integradora de la asociación y la participación solidaria, justa y equitativa bajo normas de convivencia cívica y constitucional.

La convivencia cívica está sustentada en ciudadanos conscientes de su rol e iguales ante la ley. Ciudadanos conscientes de su rol protagónico de su actuación en la comunidad a partir de instituciones claramente diferenciadas de las instituciones del Estado. Un ciudadano socialmente solidario, libre y participativo. No un apéndice de los aparatos del Estado que lo somete y doblega al salario o la obediencia a la jerarquía de mando o la función de operador del partido de turno en el gobierno.

Un ciudadano consciente de su rol protagónico en el diseño de la sociedad que desea construir con decisiones libres, creadas a partir de la voluntad de comunidades organizadas bajo la sustentación del Estado como instancia Autónoma, Administrativa y Constitucional.

Ciudadanos que constitucionalmente son iguales ante la Ley en cuanto a deberes y derechos. La ley no está en lo cerca o lejos que estén las opiniones del ciudadano del gobierno de turno. Ya están los mecanismos constitucionales de control social para aminorar la actividad de individualidades o grupos que atenten contra el ordenamiento Democrático Estado. Pero una cosa es quien atente contra el Estado y otra es la opinión, que grupos de opinión puedan tener adversa a políticas del Estado o que se asuman desde el gobierno de turno. Estas apreciaciones se suman a la idea expresa de que el ciudadano es protagonista de los acontecimientos que se suceden en su comunidad.


miércoles, 24 de agosto de 2011

América Latina política: convivencia cívica, cultura y ciudadanía (i)


América Latina se constituye definitivamente en espacio predilecto para la promulgación de los elementos forjadores de la cultura política vinculada a aspectos del imaginario colectivo para sustentar o mantener las formas de representaciones social de los sectores de poder en torno al Estado. La representación social que los distintos grupos de poder o en pugna por el poder conforma un sincretismo ideológico conformado por militares, grupos de izquierda o derecha o de derecha e izquierda, sectores empresariales del capital de lo público y del capital privado mezclados en conflictos y acuerdos que estimulan transformaciones en las actitudes y valores de los distintos actores sociales.


El valor cívico que en si mismo tiene la Democracia como estilo de vida en América Latina, frente al cuestionamiento que se hace a la derecha liberal, le ha propinado un fuerte revés al extremo que la discusión se sustenta entre el capital y el socialismo, sin una base especifica conceptual que vincule la noción de democracia como estilo de vida. La democracia esta “colgada en el perchero” a la espera de que se pueda dilucidar el profundo drama que representa la distinción entre derecha e izquierda.

La vida cotidiana en América muestra como las relaciones entre actores organizados de la sociedad o simplemente el funcionamiento interno de la familia, se construye en base a actitudes que responde a las relaciones de integración o distanciamiento entre los grupos de poder. La representación del poder del Estado depende del personalismo que encara el líder, quien desde la primera magistratura orienta, arenga o toma para sí el control de las instituciones del Estado y de la familia. La familia es una extensión del escenario político de integración o disputa. Los miembros de la familia latinoamericana responden a las posiciones que en el plano político puedan o dejen de tomar quienes la integran. Apuntalado en la lectura de Norbert Lechner, en la familia latinoamericana se construyen actitudes y relaciones familiares forjadas al calor del ejercicio de autoridad y las relaciones al poder que modelan formas bien cuestionables de obediencia a la autoridad o de distanciamiento critico al poder y al orden establecido. Todo ello sobre la base de integración de la familia, como fuente valorativa de la convivencia y el orden cívico en la Democracia. (Los patios interiores de la Democracia. Subjetividad y política, 1988)

El ciudadano no ve ya la personalidad jurídica del Estado a la usanza del Dr. Hans Kelsen; Tras las experiencia de gobiernos de izquierda y el socialismo del siglo XXI, el Estado encarna la personalidad del líder autoritario que utiliza la sumisión, el nepotismo, la dadiva y los cuantiosos recursos de los estados mono productores de siempre, en la más absoluta compra de conciencias en las masas desposeídas de bienestar, por una parte y por la otra, las voluntades de funcionarios y familiares que se benefician de la “propiedad” estatal sobre empresas nacionalizadas o expropiadas.

domingo, 14 de agosto de 2011

Solidarios, somos a la Gracia de Dios.





Siempre el camino andado, tiene tras de sí la posibilidad de llenarnos del vivir momentos aleccionadores que, en conjunción de otros y para otros, participamos de una causa justa. Ese sentimiento, que nos mantiene unidos a los afectos que dan sentido al valor de vivir en comunidad.




Es ese sentimiento que lleva consigo, sentir que una sonrisa, es el mayor agradecimiento, una palmada es la gratificación de quien, siente que formamos parte de una humanidad dinámica, activa, sementada en la fe, de quien recibe la vida, para expresar la Gracia, de que cada cosa que hacemos vale la pena hacerla, para bien de sí mismo y nuestros semejantes.


Seamos pocos en la ira, la furia, la intolerancia y la envidia. Somos más que eso; somos seres que nacemos gracia a el hermoso acto del alumbramiento a la vida como acto de fe, que la humanidad, por más que la fustiguemos, somos más que la fatalidad del fatalista, que aun a pesar de la vida, solo acata a ver el terrible momento del error.


Es sentir el amor que sientes por tu fe, por quien eres, por tus seres amados, y más aun por aquel que tiende su mano para que aferrarse a ella, cuando sentimos que estamos al borde de la nada. Es sentir que tu mano es asidero seguro para quien, siente que se lanza al vacio, Es esa oportunidad de sentir que somos parte de algo maravilloso, de vivir en este momento único.
Nada más propicio que la solidaridad para lograr fidelidad, comprensión, justicia, entre otros valores que refuerzan la dignidad de sentir que somos parte de un familia, de una comunidad con la cual tenemos lazos de amor, fraternidad e identidad, lazos que nos integran a eso que llamamos bio-humanidad.


La solidaridad es:


Una virtud, que se refleja en el servicio y el bien común, cuya finalidad, se refuerza en el discernimiento y la empatía, para aminorar las carencias espirituales y materiales de nuestros semejantes.


La solidaridad evita el individualismo, la egolatría, la envidia y el egoísmo. La solidaridad aminora el autoritarismo y el personalismo como signos de expresar relaciones entre instituciones y ciudadanos.
Es tan necesaria la solidaridad para fortalecer la conciencia de ser parte de la biodiversidad, en la que Gracias a Dios tenemos vida y la oportunidad hermosas de aprender a convivir en armonía consigo mismo. Es sentir que eres parte de de un todo, que se hace todo en tanto tu existes, para cumplir con humildad y dignidad, ese pedazo de historia que toca construir con fe y esperanza la vida que deseas vivir.

lunes, 1 de agosto de 2011

Frases de la Democracia.


Cada expresión que, continuación dejo a su evaluación, invita a la lectura reflexiva que desde este Blog hacemos del paseo rutinario por América, nuestra América es tierra de gracia, de abundancias que, gorilas disfrazados en algunas ocasiones con mascaras de derecha o izquierda o centro, pero siempre disfrazados, han mantenido sumergida en la más terrible pobreza.

Que son nuestro inmenso cinturón de miseria, sino la bofetada más cruel que gobiernos pelele le propinan a seres humanos que en viven entre minas de carbón a cielo abierto, taladros y mechurios de pozos de extracción de petróleo, recolectando café o cualquier hortaliza o comercializando en plena calle de cualquier ciudad de esta inmensa tierra de hombre, mujeres y niños huérfanos de bienestar, pero ricos en “lideres” peleles, gorilas, autoritarios y demagogos.


Fraseando


El civismo privilegia la norma constitucional de la sociedad, supone la existencia irrestricta de la Constitución como norma y valor de vida en la democracia; y es a través de la Constitución, donde además, tiene sentido y contenido las instituciones, bajo condiciones de sociedades participativas, plurales y divergentes.

La Democracia es un valor en sí mismo, cuando sus funcionarios actúan con Equidad; sus instituciones tienen como principio la Justicia y los ciudadanos son firmes en su Dignidad.

Una democracia de calidad se nutre del orden constitucional de ciudadanos que se relacionen con libertad e igualdad.


Una democracia de calidad es eminentemente plural, critica, divergente, justa y equitativa.
Una democracia de calidad no es sectaria, de pensamiento único y de nepotismo como sustento de su práctica institucional.

La democracia de lo cotidiano promueve la tolerancia, el respeto y el diálogo entre seres vivos, con presencia histórica, dialéctica que se aviene a un mundo cambiante, en donde es necesario reconocer la diversidad.


El Socialismo no es el Estado populista benefactor, asistencialista, riquito que distribuye y provee los recursos a quienes se adhieren de forma ideológica al régimen estatista .


La empresa social es un producto resultante del desarrollo autónomo de las Fuerzas Productivas, quienes son las llamadas a conducir el proceso de trasformación y derrocamiento del sistema Capitalista.

Que irónico somos cuando no somos capaces de objetar los abusos del Estado en nuestro país, pero nos escandalizamos de las mismas situaciones en otros países.


Que irónico que el Estado aupé la protesta popular en otros países y criminaliza y reprime de forma brutal e injusta las protestas en nuestro país.

Los líderes carismáticos, populistas, personalistas y autoritarios dependen para mantener sus gobiernos de la pobreza y prebendas prometidas a pueblo.

Quien da un golpe tiene dos opciones; O la victoria sobre el opresor o su vida para honrar a los que colleron por su causa.

El desprecio del Presidente por sus opositores, solo es superado por la rabia que tiene de sí mismo por haber entregado cobardemente la sangre de los soldados muertos en el fallido golpe.