jueves, 25 de agosto de 2011

La voluntad del ciudadano (ii)


La cultura política, como todo marco ideológico de la sociedad tiene una carga de valores que forman un simbolismo arraigado en el modo de vida latinoamericano, el cual modela las relaciones entre las instituciones del Estado y el ciudadano y sus organizaciones sociales. En América Latina, tenemos una forma de relacionar sociedad civil y sociedad política a través de organizaciones mixtas, ejemplo de ella son instituciones educativas, culturales, de entretenimiento y recreación, de salud, partidos políticos y movimientos labores son subvencionados por el Estado; los actores fundamentales de los partidos políticos son ministros, gobernadores, presidentes de empresas públicas, hasta el mismísimo primer mandatario en ocasiones trascendentales es el presidente del buró político del partido.

De allí que la relación ciudadano y la cultura política tiene una dimensión importante en las estructuras políticas que soportan la relación mixta entre organizaciones del Estado y del resto de la sociedad, porque en ellas está la resolución de los problemas que determinan la estabilidad del sistema político y los cambios que la carga valorativa de la democracia se imponga en la sociedad. En el caso de Venezuela, han surgido auspiciadas por el Estado, instituciones paralelas aun a los que contempla la Constitución Nacional. Se podrían citar como ejemplos los sistemas de de salud, de educación, laboral y hasta de la misma estructura del ejecutivo. Sustentadas en un partido que a la más vieja usanza de la democracia representativa está conformado en sus cuadros directivos por el Presidente de la Republica como presidente del PSUV. El partido soporta al funcionario público y el funcionario público actúa desde las instituciones del Estado como operador político del partido.

Encontramos entonces una sociedad que inspira a sus instituciones a mantener una cierta independencia del Estado, frente a un Estado que se empeña en aminorar la actuación libre, democrática de la sociedad a través de operadores del Estado no solo en funciones de cuadros del partido, sino en su vocero en las organizaciones sociales. La cultura política de la democracia se inscribe en una sociedad abierta a la participación social, al intercambio de opiniones bajo principios de dignidad y respeto por la opinión adversa, a la articulación de satisfacción de demandas sin discriminación o menosprecio de una comunidad sobre otra; en fin, a la valoración integral e integradora de la asociación y la participación solidaria, justa y equitativa bajo normas de convivencia cívica y constitucional.

La convivencia cívica está sustentada en ciudadanos conscientes de su rol e iguales ante la ley. Ciudadanos conscientes de su rol protagónico de su actuación en la comunidad a partir de instituciones claramente diferenciadas de las instituciones del Estado. Un ciudadano socialmente solidario, libre y participativo. No un apéndice de los aparatos del Estado que lo somete y doblega al salario o la obediencia a la jerarquía de mando o la función de operador del partido de turno en el gobierno.

Un ciudadano consciente de su rol protagónico en el diseño de la sociedad que desea construir con decisiones libres, creadas a partir de la voluntad de comunidades organizadas bajo la sustentación del Estado como instancia Autónoma, Administrativa y Constitucional.

Ciudadanos que constitucionalmente son iguales ante la Ley en cuanto a deberes y derechos. La ley no está en lo cerca o lejos que estén las opiniones del ciudadano del gobierno de turno. Ya están los mecanismos constitucionales de control social para aminorar la actividad de individualidades o grupos que atenten contra el ordenamiento Democrático Estado. Pero una cosa es quien atente contra el Estado y otra es la opinión, que grupos de opinión puedan tener adversa a políticas del Estado o que se asuman desde el gobierno de turno. Estas apreciaciones se suman a la idea expresa de que el ciudadano es protagonista de los acontecimientos que se suceden en su comunidad.


miércoles, 24 de agosto de 2011

América Latina política: convivencia cívica, cultura y ciudadanía (i)


América Latina se constituye definitivamente en espacio predilecto para la promulgación de los elementos forjadores de la cultura política vinculada a aspectos del imaginario colectivo para sustentar o mantener las formas de representaciones social de los sectores de poder en torno al Estado. La representación social que los distintos grupos de poder o en pugna por el poder conforma un sincretismo ideológico conformado por militares, grupos de izquierda o derecha o de derecha e izquierda, sectores empresariales del capital de lo público y del capital privado mezclados en conflictos y acuerdos que estimulan transformaciones en las actitudes y valores de los distintos actores sociales.


El valor cívico que en si mismo tiene la Democracia como estilo de vida en América Latina, frente al cuestionamiento que se hace a la derecha liberal, le ha propinado un fuerte revés al extremo que la discusión se sustenta entre el capital y el socialismo, sin una base especifica conceptual que vincule la noción de democracia como estilo de vida. La democracia esta “colgada en el perchero” a la espera de que se pueda dilucidar el profundo drama que representa la distinción entre derecha e izquierda.

La vida cotidiana en América muestra como las relaciones entre actores organizados de la sociedad o simplemente el funcionamiento interno de la familia, se construye en base a actitudes que responde a las relaciones de integración o distanciamiento entre los grupos de poder. La representación del poder del Estado depende del personalismo que encara el líder, quien desde la primera magistratura orienta, arenga o toma para sí el control de las instituciones del Estado y de la familia. La familia es una extensión del escenario político de integración o disputa. Los miembros de la familia latinoamericana responden a las posiciones que en el plano político puedan o dejen de tomar quienes la integran. Apuntalado en la lectura de Norbert Lechner, en la familia latinoamericana se construyen actitudes y relaciones familiares forjadas al calor del ejercicio de autoridad y las relaciones al poder que modelan formas bien cuestionables de obediencia a la autoridad o de distanciamiento critico al poder y al orden establecido. Todo ello sobre la base de integración de la familia, como fuente valorativa de la convivencia y el orden cívico en la Democracia. (Los patios interiores de la Democracia. Subjetividad y política, 1988)

El ciudadano no ve ya la personalidad jurídica del Estado a la usanza del Dr. Hans Kelsen; Tras las experiencia de gobiernos de izquierda y el socialismo del siglo XXI, el Estado encarna la personalidad del líder autoritario que utiliza la sumisión, el nepotismo, la dadiva y los cuantiosos recursos de los estados mono productores de siempre, en la más absoluta compra de conciencias en las masas desposeídas de bienestar, por una parte y por la otra, las voluntades de funcionarios y familiares que se benefician de la “propiedad” estatal sobre empresas nacionalizadas o expropiadas.

domingo, 14 de agosto de 2011

Solidarios, somos a la Gracia de Dios.





Siempre el camino andado, tiene tras de sí la posibilidad de llenarnos del vivir momentos aleccionadores que, en conjunción de otros y para otros, participamos de una causa justa. Ese sentimiento, que nos mantiene unidos a los afectos que dan sentido al valor de vivir en comunidad.




Es ese sentimiento que lleva consigo, sentir que una sonrisa, es el mayor agradecimiento, una palmada es la gratificación de quien, siente que formamos parte de una humanidad dinámica, activa, sementada en la fe, de quien recibe la vida, para expresar la Gracia, de que cada cosa que hacemos vale la pena hacerla, para bien de sí mismo y nuestros semejantes.


Seamos pocos en la ira, la furia, la intolerancia y la envidia. Somos más que eso; somos seres que nacemos gracia a el hermoso acto del alumbramiento a la vida como acto de fe, que la humanidad, por más que la fustiguemos, somos más que la fatalidad del fatalista, que aun a pesar de la vida, solo acata a ver el terrible momento del error.


Es sentir el amor que sientes por tu fe, por quien eres, por tus seres amados, y más aun por aquel que tiende su mano para que aferrarse a ella, cuando sentimos que estamos al borde de la nada. Es sentir que tu mano es asidero seguro para quien, siente que se lanza al vacio, Es esa oportunidad de sentir que somos parte de algo maravilloso, de vivir en este momento único.
Nada más propicio que la solidaridad para lograr fidelidad, comprensión, justicia, entre otros valores que refuerzan la dignidad de sentir que somos parte de un familia, de una comunidad con la cual tenemos lazos de amor, fraternidad e identidad, lazos que nos integran a eso que llamamos bio-humanidad.


La solidaridad es:


Una virtud, que se refleja en el servicio y el bien común, cuya finalidad, se refuerza en el discernimiento y la empatía, para aminorar las carencias espirituales y materiales de nuestros semejantes.


La solidaridad evita el individualismo, la egolatría, la envidia y el egoísmo. La solidaridad aminora el autoritarismo y el personalismo como signos de expresar relaciones entre instituciones y ciudadanos.
Es tan necesaria la solidaridad para fortalecer la conciencia de ser parte de la biodiversidad, en la que Gracias a Dios tenemos vida y la oportunidad hermosas de aprender a convivir en armonía consigo mismo. Es sentir que eres parte de de un todo, que se hace todo en tanto tu existes, para cumplir con humildad y dignidad, ese pedazo de historia que toca construir con fe y esperanza la vida que deseas vivir.

lunes, 1 de agosto de 2011

Frases de la Democracia.


Cada expresión que, continuación dejo a su evaluación, invita a la lectura reflexiva que desde este Blog hacemos del paseo rutinario por América, nuestra América es tierra de gracia, de abundancias que, gorilas disfrazados en algunas ocasiones con mascaras de derecha o izquierda o centro, pero siempre disfrazados, han mantenido sumergida en la más terrible pobreza.

Que son nuestro inmenso cinturón de miseria, sino la bofetada más cruel que gobiernos pelele le propinan a seres humanos que en viven entre minas de carbón a cielo abierto, taladros y mechurios de pozos de extracción de petróleo, recolectando café o cualquier hortaliza o comercializando en plena calle de cualquier ciudad de esta inmensa tierra de hombre, mujeres y niños huérfanos de bienestar, pero ricos en “lideres” peleles, gorilas, autoritarios y demagogos.


Fraseando


El civismo privilegia la norma constitucional de la sociedad, supone la existencia irrestricta de la Constitución como norma y valor de vida en la democracia; y es a través de la Constitución, donde además, tiene sentido y contenido las instituciones, bajo condiciones de sociedades participativas, plurales y divergentes.

La Democracia es un valor en sí mismo, cuando sus funcionarios actúan con Equidad; sus instituciones tienen como principio la Justicia y los ciudadanos son firmes en su Dignidad.

Una democracia de calidad se nutre del orden constitucional de ciudadanos que se relacionen con libertad e igualdad.


Una democracia de calidad es eminentemente plural, critica, divergente, justa y equitativa.
Una democracia de calidad no es sectaria, de pensamiento único y de nepotismo como sustento de su práctica institucional.

La democracia de lo cotidiano promueve la tolerancia, el respeto y el diálogo entre seres vivos, con presencia histórica, dialéctica que se aviene a un mundo cambiante, en donde es necesario reconocer la diversidad.


El Socialismo no es el Estado populista benefactor, asistencialista, riquito que distribuye y provee los recursos a quienes se adhieren de forma ideológica al régimen estatista .


La empresa social es un producto resultante del desarrollo autónomo de las Fuerzas Productivas, quienes son las llamadas a conducir el proceso de trasformación y derrocamiento del sistema Capitalista.

Que irónico somos cuando no somos capaces de objetar los abusos del Estado en nuestro país, pero nos escandalizamos de las mismas situaciones en otros países.


Que irónico que el Estado aupé la protesta popular en otros países y criminaliza y reprime de forma brutal e injusta las protestas en nuestro país.

Los líderes carismáticos, populistas, personalistas y autoritarios dependen para mantener sus gobiernos de la pobreza y prebendas prometidas a pueblo.

Quien da un golpe tiene dos opciones; O la victoria sobre el opresor o su vida para honrar a los que colleron por su causa.

El desprecio del Presidente por sus opositores, solo es superado por la rabia que tiene de sí mismo por haber entregado cobardemente la sangre de los soldados muertos en el fallido golpe.