lunes, 27 de junio de 2011

La democracia es lo cotidiano



En cuanto a la democracia de lo cotidiano, en su nivel operativo, nuevamente la administración, que puede proporcionar herramientas muy útiles para el funcionamiento eficiente de una sociedad autogestionada, también dota de una serie de técnicas sofisticadas a quienes quieren controlar y supervisar más de cerca a sus subordinados (el problema no es la técnica sino la actitud de quien la utiliza). A través de sistemas tan aparentemente atractivos como la "administración participativa" se exige más al trabajador, se le permite creer que él determina su destino y se utiliza su participación para reclamarle cuando hay descontento laboral. Largas reuniones con intervenciones plurales, para que finalmente los trabajadores decidan lo que ya se habla determinado con anterioridad: "paternalismo participativo". No debe sorprendernos que el trabajador se harte de sistemas en el que se le pida su aparente participación. El sabe que en realidad de lo que se trata es de aumentar la productividad, pero hasta donde ésta convenga a la autoridad.

Por otra parte, no se requiere de mayor ciencia para derrotar a la democracia institucional.

La técnica más usual es el cansancio. Se atiborra el orden del día de la asamblea general con puntos que deberían resolverse a nivel operativo; se utiliza un lenguaje técnico difícil de comprender y que a nadie le interesa escuchar, y se presentan las propuestas significativas al final de la reunión, después de largas horas de discusión estéril. Por eso el único deseo de los que sobreviven a tan agotadora asamblea es regresar a casa, y así los que deciden las cuestiones importantes son los que se quedan, es decir, los que idearon la trama. El poder se concentra y la democracia institucional pierde su contenido real y mantiene su estructura formal.

sábado, 18 de junio de 2011

Civismo, ética y democracia participativa. II



Que tema tan interesante este el de la ubicación conceptual de la noción de democracia como valor en sí mismo. Es el epicentro del éxito o fracaso de la implantación de un proyecto político o de algo más serio como lo es el derrocamiento y ascenso de un Bloque Histórico.

Los dos valores fundamentales de la democracia social son la equidad y la justicia. Ambos conjugados le otorgan al ciudadano la oportunidad de Autogobernarse. Esta noción rompe claramente con el Estado omnipresente, asistencialista, clientelar y “propietario” de las “riquezas de la nación”

El civismo privilegia la norma constitucional de la sociedad, supone la existencia irrestricta de la Constitución como norma y valor de vida en la democracia; y es a través de la Constitución, donde además, tiene sentido y contenido las instituciones, bajo condiciones de sociedades participativas, plurales y divergentes.

De allí que es necesario la cohesión, aun cuando parezca paradójico, social a contenido ético asentados en los espacios institucionales de la conducta democrática. Es decir, sociedades donde el dialogo es indispensable y es el criterio para llegar a acuerdos y decisiones acerca de la conducta optima (Ética) del ciudadano

El comportamiento cívico en Democracia participativa es plural como las ideas diversas llenas de contradicciones y desencuentros. Pero es la institucionalidad de la Democracia lo que le otorga a la participación la beligerancia que permite el crecimiento de la calidad de vida de la población; y es indiscutiblemente lo que le da solvencia moral al gobernante.

Es así de básico, “gobierno” implica la responsabilidad ética y el compromiso con los ciudadanos bajo la visión integradora de la Equidad y la Justicia Social.


La democracia exige Equidad y Justicia, lo cual requiere claridad y congruencia entre la acción oficial y los contenidos de las reglas. Esta congruencia puede verse afectada por el Autoritarismo vinculado a la nociva confusión entre autoridad, poder y privilegio devenido de un cargo.


Siempre que escribo de este tema recuerdo “al primo, hermano, esposo, hijo o simplemente amigo de fulanito que tiene un cargo de…” funcionario público que confunde poder y privilegios para su propio beneficio (y del selecto grupo de allegados), con la autoridad devenida del cargo.

Un Estado en el cual el funcionario utilice la autoridad para envilecerse y no para servir. Donde ejerzan el poder para amedrentar y enriquecerse o permitirlo, jamás será democracia participativa y mucho menos social.

domingo, 12 de junio de 2011

La cultura política: Hacia el civismo y la convivencia democrática. I


Iniciamos esta serie de escritos apuntalados en el trabajo de Investigación de Cátedra Sociopolítica (UNERMB-Venezuela) del autor del presente Blog, respecto a cinco variables fundamentales de la Democracia y su concepción de Estilo de Vida para el caso venezolano.

Se concibe la cultura política como factor movilizador-integrador de los Actores Sociales hacia las estructuras del sistema legitimador del Estado y a las prácticas políticas y redes sociales del sistema democrático.

En el caso concreto de los Actores Políticos al elaborar sus juicios y sus modelos para la intervención en la vida política, se orientan por parámetros dentro de los cuales los valores democráticos juegan papel preponderante.

El carácter totalizador de la política y la incidencia de la integración del sistema político en el establecimiento de relaciones entre los Actores Sociales, convierte los valores aspectos significativos para el desenvolvimiento sociopolítico de la sociedad.

De allí que el estudio de los valores que sustentan la Cultura Política en el caso venezolano, es primordial para la comprensión de cinco variables fundamentales: Civismo, Convivencia, Tolerancia, gobernabilidad y prácticas políticas.

Los valores condicionan la proyección integral de los sujetos hacia el sistema político y constituyen en sí mismos un componente de la cultura política. Los valores hacen de la Democracia un estilo de vida arraigado en el sentimiento de identidad política del venezolano y condicionara cualquier proyecto político sustitutivo a respetar el juego democrático fundamentado valores de. El pasado glorioso de los héroes patrios, el origen de una misma sangre aborigen, rasgos socioculturales y sincretismo religioso.

Los valores emergen en condiciones socioeconómicas y culturales concretas, son materiales y espirituales; en fin son expresión del sincretismo sociocultural que forma el ideario de lo que se conoce como nación y mantienen estrecha relación con las necesidades por lo que su transformación está asociada a la satisfacción o insatisfacción de aquellas. De allí que los cambios políticos deben considerar el modelo de necesidad-satisfacción y la carencia que orienta el sentido bondad que el ciudadano encuentra en el Gobernante, más allá de aspectos sustentados en el Modelo de Desarrollo o de Ideologías.

Esto implica que no tienen un contenido abstracto, es decir, ellos son concretos y fuera de dicha concreción, sólo son capaces de movernos a actuar en sentido relativo. Es por eso que desde un área de la cultura como la que nos ocupa, es necesaria una concepción de los valores que tipifique su papel en la construcción de modelos de acción por parte de los sujetos políticos y los consideren capaces de atraer la voluntad colectiva y forjar una identidad común