sábado, 5 de diciembre de 2009

Civismo, ética y participación: Es el camino seguro para la Convivencia. III parte

Atardecer. Puente sobre el Lago de Maracibo, 2009. Gabriela Carolina Perozo Balza



Las teorías sobre la socialización tienen como presupuesto referencial los múltiples modos de relacionamiento que se dan entre el hombre y la sociedad. Esto es el hombre en su proceso evolutivo ha construido diferentes modos de relacionarse para producir bienestar y protección.

Esta necesidad de relacionamiento a partir de necesidades individuales se define en términos de valores, normas y actitudes; en otras palabras, para que un hombre sea un ser social y se pueda integrar a ella debe comportarse de acuerdo con los valores, las normas y los valores que la misma ha establecido de antemano.

Este proceso de socialización definido por una serie de valores marco lo que sería la convivencia entre quienes se reconocen parte de un colectivo socio-económico-étnico-cultural que posee interese que se igualan en el Estado-Nación en la conformación de ciudadanos con plenos deberes y derechos.

Desde esta perspectiva, en la medida en que cada individuo aprende a ser ciudadano, que comparta los valores y las reglas de la democracia y actúe de acuerdo con ellas, la convivencia en una sociedad viene por añadidura. Esta última se comprende, al igual que la socialización, como algo externo al individuo que por sí misma se convierte en lo esencial de la sociedad.

La convivencia puede ser entendida como todos los actos por medio de cuya contenido simbólico el ciudadano adecua su comportamiento a la ética del estado-nación, respecto a las Norma Constitucional y a los Derechos Humanos Universales

La convivencia ciudadana no es algo que está “fuera” del ciudadano, sino que está “entre ellos” y eso es precisamente lo que define las características diferenciales históricas en la evolución social.

Esta condición de estar entre los ciudadanos se amalgama a la noción de Dignidad que se corresponde a la “mezcla” que sustenta el al andamiaje que forma el civismo y la convivencia para instaurar la democracia como un sistema de derechos y derechos irrenunciables.
La convivencia define el estilo de relaciones y de organización que se da entre ciudadanos que pretenden funcionar bajo el modelo democrático en el cual se respeta profundamente la Dignidad y la igualdad de todos los ciudadanos, de tal manera que se buscan formas para que puedan expresarse y participar en un proyecto de objetivo-país en común así como ser corresponsables de su proyecto en común de vida personal.

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