viernes, 2 de diciembre de 2011

El imaginario, amanuense de la cultura política

Inciso necesario, para comprender como el imaginario sociocultural es inmanencia ¿? inconsciente hasta en las mentes brillantes de intelectuales orgánicos que sin comprender su papel histórico, son instrumento de difusión ideológica de las alianzas del Poder. Para este ejercicio he convocada la escritura de la Maestra Maura de la C. Salabarría Roig (Miembro de la SCIF. Profesora asistente CUJAE), quien en su artículo Los valores en la cultura política ilustra a este humilde articulista para evidenciar como la difusión de contenidos inducidos desde el poder crea imaginarios como referentes de comportamientos, ideales o hasta el derrumbamiento de costumbres y tradiciones en una sociedad dada. De allí que imaginario y cultura política son elementos movilizadores, (y a continuación -no acostumbrada en este ciberespacio- cedo la escritura a la Maestra Salabarria para exponer que…)

de una proyección integral de los sujetos hacia las estructuras del sistema, los sujetos dirigentes y los productos de la actividad política, es imposible dejar de considerar el papel de los valores, aunque su abordaje sea tan complejo como el de la propia cultura política en su conjunto.

Continua la Maestra Salabarría:

Este asunto forma parte de las consideraciones que se elaboran alrededor de la relación ética- política, lo que no obvia que el lugar de los valores no sólo se halla en la esfera de lo moral.

Resulta muy difícil delimitar en las dimensiones de los valores, qué porciento es reflejo exclusivo de la vida política del país o cuáles pudiéramos caracterizar como sus contenidos específicamente políticos; particularidades estas que se salen de los marcos explicativos de nuestro trabajo, sin que ello signifique que no sea importante establecer ciertas precisiones alrededor del lugar de los valores como componentes de la cultura política.

Declarantes de oficio político que forman ideales valorativos en el ciudadano, a partir de una secuencia programática de apariciones individualistas declarativas como voz oficial de las alianzas del Poder. Para ello se utiliza los Aparatos ideológicos (L. Althusser) a la más genuina usanza de la dominación hegemónica (venga de donde venga) para someter al ciudadano a un discurso y unas prácticas culturales que fundan valores:


...en los planos espiritual y material de la actividad humana, se forman a partir de cualquiera de las áreas de la misma y tienden a convertirse en un contenido relativamente estable de la cultura general. A pesar de esto, suelen ser identificados con los valores morales que nos permiten “experimentar una preferencia, sentido del deber u obligación hacia las relaciones o acciones buenas, correctas o justas y aversión hacia sus manifestaciones contrarias.” Esto viene dado en primer término por la amplia penetración de la moral en las restantes esferas del desenvolvimiento humano y el contenido normativo de ciertos parámetros provenientes de la experiencia histórica social, en aras del buen funcionamiento de las comunidades.

Por otro lado, el carácter totalizador de la política, la incidencia de la integración del sistema político en el establecimiento de relaciones entre todos los elementos de la sociedad, convierte los valores que se forman en cualquier esfera, en aspectos significativos para el desenvolvimiento político de la sociedad. Es por eso que los valores condicionan la proyección integral de los sujetos hacia el sistema político y constituyen en sí mismos un componente de la cultura política.

Valores que reflejan al “líder mediático” que desde por ejemplo, las televisoras y prensa que desde las capitales se difunden a todo el país como “medios de comunicación nacionales” pretender (y de echo así lo logran) ser expresión del ciudadano que sostiene en su imaginario los valores que la cultura política difunde como valores de la nacionalidad.

La literatura es otro ejemplo de instrumento que es tomado por asalto, y en la cual se conjuga en los medios de comunicación para vaciar de contenido crítico, educativo, reflexivo los mensajes que se difunden al televidente. El contenido de los programas de televisión carece de la riqueza literaria para producir contenidos educativos que inciten a la reflexión, divergencia y pluralidad de ideas y pensamientos. Sintonice cualquier canal oficial u opositor (de cualquier país de América) para que se evidencie la segmentación valorativa del consumidor mediático:

Es por eso que, desde su cultura, los sujetos evalúan las políticas públicas y estrategias concebidas desde la esfera del poder, en dependencia de su capacidad de conservar y estimular la realización de fines con relevancia social como la oportunidad de desenvolvimiento personal, la libertad, la justicia, el respeto a la dignidad humana, el derecho a la vida, a la salud, a la educación, el cuidado y preservación de los bienes públicos y privados y otros, no concebidos en forma abstracta y generalizada; sino a partir de los contenidos que les incorporan cada uno de los contextos en que se mueve la actividad política, así como en dependencia de las posibilidades que esas políticas ofrezcan para la realización de los potenciales esencialmente humanos igualmente condicionados.

Resulta el imaginario social el amanuense perfecto de la cultura política para dislocar el orden racional de la formación de valores fundados en la equidad, pluralidad, divergencia, en criterios reflexivos y críticos de la espiritualidad y las condiciones materiales de vida.

La cursiva denota la cita textual a la Maestra Maura de la C. Salabarría Roig

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