viernes, 30 de diciembre de 2011

II parte


El imaginario: El poder suprasocial

Autor: Soc. José Manuel Perozo Piña. UNERMB-Venezuela

La genialidad, desde mi humilde opinión de la Maestra Maura de la C. Salabarría Roig, me ha brindado la posibilidad de comprender, desde una óptica particular la ética democrática latinoamericana, la cual se desborda por la imaginaria de sustentación de valores de la libertad, la igualdad o el amor a los héroes fundadores de la independencia. Es importante señalar que es un aspecto, el del imaginario, que se mantiene intacto en América, solo que en este momento histórico cobra real importancia, no tanto como esfera de análisis científico, sino como enunciado oratorio en el escenario político. La necesidad de sustentación de los modelos políticos de derecha o izquierda se aferran a la vieja usanza de resaltar la figura de los fundadores de la independencia y de los alejados de las mieles económicas post independencia.

No valen ni doscientos o cien o sesenta o trece para resaltar el amor a la patria y a los pobres de la patria. Es el discurso valorativo de actores políticos entrenados para la “pose televisiva” que invade el escenario sociopolítico latinoamericano jugando a la opiniónmediatica en espacios comunicacionales privados o de propiedad del Estado con discursos cargados de significados de alto valor emotivo para quien lo observa. Discurso acompañado por la gestualidad preparada por maquilladores de oficio, que como “actores políticos” interpretan su papel de “lideres nacionales”.

Es el escenario de América que se consolida en espacios oficiosos totalitarismo democrático o la democracia liberal o la democracia socialista o del capitalismo o del socialismo. Es el escenario de liderazgos que se alejan del contacto de sus seguidores, sometiéndoles al conteo de audiencia diaria del canal.

De seguro esta acción no estuviera en la discusión, sino pasara como efecto de construcción de imaginarios con significados que más que emancipadores, son propios de la dominación, de la imposición y la enajenación. No es acaso el populismo latinoamericano una expresión concreta que esta más allá de la izquierda y la derecha; que ha mezclado en la mente de líderes en distintas épocas, ideales de progreso, desarrollo, pobreza, riqueza, participación popular o pueblo o comunidad en imágenes sometidas a identidades comunes para la audiencia, las cuales ubican al líder con una viejita igual que con una niña o en refugio de damnificados. El líder luce rozagante, lo que llamamos un gordito sonriente de papada ancha, con un rolex y camisa de lino pulcra con o sin la manga recogida (y preferentemente con el color del partido) según sea el caso.

Esta acción propicia un discurso caracterizado por:


  1. Discurso impersonal y de referencia a problemas globales de comunidades particulares. Situaciones como delincuencia, servicios, vialidad, alimentación o empleo son lugar común para sustentar una “aparición” en los medios de comunicación.
  2. . Discurso vacío de problemas concretos en comunidades concretas; simplemente se pasean por referentes que a nivel nacional son indicadores de situación a resolver o resueltas.
  3. . La abstracción como elemento aglutinador de emociones e ideales compartidos en una foto de cartel electoral.

Estas premisas orientan la discusión de los imaginarios a la significación que los sujetos políticos orientan su actividad política en nombre del bien social, diferenciado por la parcialidad política a la cual se adhiere. El bien social y los actores políticos son considerados instancia suprasocial, sustentados en significados que asumen valores diferenciados en tanto apoyan o son contrarios a los grupos que detentan el poder del Estado; mas sin embargo esta sustentación en estos tiempos, esta subordinada a los intereses de grupos que emergen en el seno de las comunidades, auspiciados desde el Estado y por sectores de la sociedad civil, van cobrando influencia, llegando incluso a desconocer la legitimidad del propio Estado y sus instituciones.

Esta nueva racionalidad, característica de los gobiernos socialista de América, impacta el poder que emerge de lo suprasocial, como fuente de contradicción y conflicto para otorgar al “contrincante” un valor claro de opositor fácilmente derrotarle y minúsculo. Esta visión sociológica aborda la problemática con clara diferenciación entre la violencia y la influencia de la estructura capitalista económica dominante. El referente a la violencia política o la economía de mercado esta fuera del referente externo al Ser en tanto que instancias económicas como cooperativas o “empresas socialistas” se comportan con una estructura administrativa de propietarios y trabajadores, esta esta latente pero intocable aúnen la conciencia de los propios trabajadores. Los trabajadores de las cooperativas son empleados de quienes reciben el apoyo del Estado, entre ellas y una pequeña y mediana empresa tradicional, solo media el financiamiento protector del Estado a las primeras.

Mas sin embargo se manejan el discurso sustentador de representación de una estructura económica sustentada en el mono producto de exportación y la subvención de la renta que recibe el Estado, aun cuando el discurso político se mantenga alto y lleno de la presencia de héroes patrios, slogan y rostros declarativos en los medios de comunicación.


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