lunes, 12 de enero de 2009

Populismo

Primera parte



Populismo es la expresión más común que en América Latina, asumen los gobiernos que se ejercen a partir del liderazgo carismático y retórico, entre otros factores, que le “asignan” al Estado características de personalista y popular; Sumatoria que da como resultado la concepción pragmática del pueblo y concibe al Estado como instancia asistencialista y unipersonal.

Una primera aproximación a la discusión es comprender el alto contenido ideológico que esta acepción del ejercicio de gobierno posee, basando su accionar en la denominada Conciencia Colectiva y el Discurso Épico. Esto es, el discurso oficial esta cargado de lugares, hechos y héroes que respalda la actuación del líder Carismático.

En este sentido, Pueblo se refiere a clase desposeída, pobre, proletaria y explotada. Pero así mismo esta masa no posee voluntad propia, es orientado por lo la retórica épica de líderes carismático que operan a través del partido único, que se ve representado en las grandes concentraciones de militantes surgido de la masa de desposeídos, esto es, el “pueblo” en su mas genuina expresión.

El pueblo dentro de la acepción populista no tiene voluntad propia; Es el Estado providencial quien a través de la figura del líder carismático, satisface las necesidades del pueblo.

Cada sector del pueblo se constituye en un “operador político”, que actúa bajo la influencia de la conducta grupal difundida por el Estado, utilizando para el ello el monopolio de los Aparatos Ideológicos.

En la noción de Luís Althuser, los Aparatos Ideológicos son todos los medios institucionales que el Estado tiene a su disposición para difundir la ideología de la clase hegemónica. En tal sentido se utilizan nociones tan abstractas como el lenguaje, héroes, creencias, tradiciones y religión, entre otros bienes intangibles que forman parte de la memoria colectiva evocados como entidades reservadas para resaltar ha sectores del pueblo “ungidos” por el líder carismático

La manipulación del pueblo mediante la utilización parcialidad de los medios de comunicación es fundamental para el Estado populista.

El mensaje ideológico del populismo esta orientado a convertir al líder carismático en una especie de héroe bondadoso, dadivoso, honesto, humilde, religioso, de carácter recio y dispuesto a vengar a los desposeídos de los males de la pobreza y la explotación.

La acción política tiende a lograr el partido único o partido dominante y el control del poder legislativo y judicial. En algunos casos el partido dominante dura más que el líder fundador dando lugar a una sucesión de mandatarios que dan apariencia de democracia, aunque no hay alternancia de partidos.

El populismo dispone de un discurso justiciero bien fundado en la infatigable lucha del líder carismático y las fuerzas del mal, representadas por:

Factores internos representados por opositores políticos, medios de comunicación, organizaciones gremiales, sectores de la clase media, empresarios e iglesia. Instituciones que son satanizadas y convertidas en encarnados enemigos del pueblo y del gobierno
Factores externos representados en el imperialismo (de izquierda o derecha) y el capitalismo.

El caudillo y sus burócratas se presentan a través de los medios de comunicación como los más leales con su pueblo, quien los recibe como figuras esclarecidas, infalibles y sacrificadas que solo obtienen como recompensa la “gloria divina de la inmortalidad”, reservada a los héroes de la nación.

La mezcolanza de “héroe, pueblo, lealtad y sacrificio” es el pacto perfecto entre gobernante y gobernados de la democracia populista. El pueblo deberá tener una lealtad incondicional para su líder carismático, quien se sacrifica, abandonando a la familia y pertenecías materiales, llegando incluso a dar su vida si fuese necesario para salvar al pueblo de la pobreza

Sobre la conciencia colectiva esta la elite en el poder y funcionarios públicos de alto rango que secunda al líder carismático. De la elite surgen los burócratas capacitados por la providencia para reinterpretar la sabiduría popular y asistir al caudillo ha satisfacer las necesidades del pueblo.

El Estado populista se considera la esencia del pueblo, para lo cual se debe segregar todo síntoma de disidencia, diversidad, opinión que contradiga esa unidad orgánica de pueblo-líder carismático.

Pero aun cuando parezca incongruente, esa unidad absoluta, necesita desesperadamente de un enemigo que ponga a prueba constantemente las facultades providenciales del caudillo. Revivir las proezas de los héroes patrios, es fuente de energía del populismo.

El carácter clientela le brinda al Estado, y por su carácter pragmático, invertir recursos financieros en salud, viviendo, educación, seguridad, ejercito y alimentación, mediante la implementación de programas efectistas y pragmáticos. Esta acción del Estado populista refuerza la cultura de la asistencia, clientelismo y la influencia del funcionario que representa la burocracia del Estado.

En el afán de conseguir la dadiva del Estado, el pueblo otorga a cambio la total adhesión y sumisión al líder carismático. Sumisión condicionada al líder carismático, sustentado en el voto, pero que se constituye en el poder absoluto, autoritario de los bienes y personas de la nación.

El autoritarismo se logro, bien por la acción directa del aparato militar o de la coerción constitucional que capta el apoyo de las masas del pueblo y demás fuerzas de la nación al entramado de legitimidad que el líder carismático construye en el Estado.

Es importante destacar el denominador condicionador de la lealtad del pueblo. Si bien el apoyo popular es numeroso, por ejemplo Perón y Eva Perón en Argentina o Carlos Andrés Pérez en Venezuela, existe la posibilidad de que este sea volátil, dado la diversidad de carencias de servicios, alimentación, salud, vivienda o educación acumuladas por las masas populares, la frustración que genera el discurso populista y la inmensa he insalvable brecha entre la trilogía ingreso fiscal, gasto publico y pobreza hacen que el pueblo, aparezca como parte interesado en la relación de intercambio entre el voto dado al gobernante y prebenda de asistencia social prometida.

El carácter dadivoso y asistencial del Estado se constituye en profunda preocupación del líder carismático, que necesita colocar a prueba constantemente el potencial apoyo y solidaridad del pueblo a través del enfrentamiento con opositores internos y/o con sectores del capitalismo internacional. De allí que las masas electoras del pueblo “participan” a cambio de beneficios económicos. Situación que se torna dramática para las economías latinoamericanas caracterizadas por ser mono productoras de materias primas y sustentadas en el gasto público.

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