sábado, 12 de junio de 2010

Ideología o conciencia social: simbología vs poder autoritario (II)

Imagen tomada de Internet, 2010


Para sustentar el compromiso de explicar la razón espiritual/simbólico de la concienciación y la sujeción a prácticas políticas dominantes en el ámbito de la Democracia (liberal o popular), seguiremos (y recomendamos) los escritos de la MSc. Maura de la C. Salabarría Roig quien magistralmente apunta que es muy …”difícil delimitar en las dimensiones de los valores, qué porciento es reflejo exclusivo de la vida política del país o cuáles pudiéramos caracterizar como sus contenidos específicamente políticos”.

Es difícil delimitar el marco valorativo que sustenta el contenido espiritual/simbólico de la Democracia, en tanto que esta asume en americalatina ser un valor en sí mismo; Para nuestros ciudadanos y ciudadanas la libertad es la democracia y así mismo se afianza en la familia. Los hijos reclaman libertad para decidir sobre sus asuntos particulares de amistades, gustos y preferencias en moda o estudios.

Tal como señala la autora Salabarría Roig los valores se mueven a la vez en los planos espiritual y material de la actividad humana, se forman a partir de cualquiera de las áreas de la misma y tienden a convertirse en un contenido relativamente estable de la cultura general.

Los valores nos permiten percibir el sentido del deber ante normas o comportamientos buenos o malos y adversar manifestaciones, materiales o espirituales, contrarias a a nuestras tradiciones, costumbres o formas de comprender la realidad.

Este sentido del deber ser caracteriza la integración del sistema político en el establecimiento de relaciones sociales, convirtiendo los valores factores significativos para las practicas políticas de los actores sociales.

Esta situación antes señalada obedece a:

1. La influencia histórica en la concepción de las relaciones sociales sel sistema político y su carácter normativo. En el caso de la Democracia venezolana, tras más de 60 años de instaurada en el país, esta se constituye en un valor en si misma.

2. Por otro lado, el carácter aglutinador de las prácticas políticas que, condicionan la integración del ciudadano y ciudadana al sistema político, convirtiéndose en un factor, la práctica política, determinante en la composición de la cultura política.

Los valores emergen en condiciones socioeconómicas culturales concretas y al ser expresión de las mismas, tienen estrecha relación con las necesidades por lo que su transformación está asociada a la satisfacción o insatisfacción de aquellas. Esto implica que no tienen un contenido abstracto, es decir, ellos son concretos y fuera de dicha concreción, sólo son capaces de movernos a actuar en sentido relativo.

Es por eso que desde el área de la cultura política los valores ocupan papel preponderante para tipificar la construcción de modelos de acción políticos, capaces de atraer la voluntad colectiva y forjar una identidad común.

En el ámbito de la cultura política, el valor implica la asignación consensuada de significados vitales a los objetos políticos, a las normas y pautas de comportamiento que se derivan de su funcionamiento, a la actuación de los actores políticos, en relación a eficiencia del sistema política para lograr la estabilidad del Estado.

Así, los objetos políticos y sus derivaciones devienen medios para la realización práctica de un conjunto de cualidades o virtudes que deben ser preservadas en aras del bien común. La ética adquiere en la política la expresión práctica que la hace eficaz y le permite ejecutarse en pro de la condición humana.

A pesar de que algunas consideraciones conciben los valores como la instancia supra social moderadora de los intereses, los subordinan al interés fundamental del Poder del Estado en su afán de aparecer como efectivo en la conservación del interés nacional y la satisfacción de necesidades de los ciudadanos y ciudadanas.

El control social que la cultura política ejerce frente las necesidades de los individuos y la relevancia que en ella adquiere la dimensión afectivo personal, hace que el valor sea adquirido sólo si el orden político se ha configurado en relación positiva respecto a los procesos que tributan a la satisfacción de necesidades, a la construcción del bienestar de la comunidad.

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