País detenido es observar cómo se trasgrede la Constitución Nacional, a nombre de un proyecto político parcializado y sectario. Un proyecto político autoritario, carismático y de culto a la personalidad muy lejos del Socialismo Humanista.
Lo más firme del Socialismo Humanista es el respeto por la Dignidad Humana, en eso creo. Lo contrario es practicar la envidia, engaño y odio.
Simbología vs poder autoritario es una revisión de la forma como manipulando valores, situaciones, hechos y personajes se pretende desde el poder absoluto de Estado imponer un pensamiento único a fuerza de la artimaña de generar miedo y odio.
Miedo en sus oponentes y seguidores y odio entre sus seguidores y sus oponentes. Usted se preguntara como es esto; En mi humilde visión, desde el poder del Estado financiado por la legendaria renta petrolera (que gentilmente financia lo bueno y lo malo) desarrolla la estrategia dual dirigida a sus opositores y a sus seguidores.
Primero a los opositores les genera miedo con sanción moral, jurídica y penal por expresar ideas divergentes y manifestarse opositor. Ser opositor al proyecto “socialista” significa recibir el escarnio público, satanizado y perseguido por el sector oficialista. Pero así mismo, es una advertencia a los seguidores del proyecto oficialista para que sepan que les paso a quienes adversen el “Proyecto”
En segundo lugar al seguidor oficialista le imprime odio por los opositores y el pasado periodo democrático representativo liberal. El seguidor del “Proyecto Socialista Oficial” debe odiar a quienes les son adversarios en pensamiento. Fatal condición una aquella que exclama desde el poder “aquí no hay reconciliación posible” o “estás conmigo o estas contra mi”; Que absurdo papel de un Estado que se sostiene por la natural y muy formada “picardía” de recibir los beneplácitos asistencialistas, becarios y dadivoso de un Estado lleno de regalía y renta petrolera.
Así mismo, se genera efecto devastador en el sector opositor que responde de igual manera, mostrando resistencia ante cualquier acción oficialista.
El miedo y el odio, entonces, caracterizan la convivencia en una democracia que ve impávido el debilitamiento del orden cívico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario