sábado, 16 de enero de 2010

La democracia un valor en sí mismo (I)

Corteza. Cabimas Natura, 2004. José M Perozo P

Sin embargo, su valor fundamental, cuando funciona, radica en que no sólo proporciona una serie de derechos, sino que también exige el cumplimiento de obligaciones normativas para adecuar la actuación al contenido cívico de la noma constitucional.

Recuerda la serie de escritos acerca del civismo democrático para fijar en la conciencia colectiva la noción de convivencia. Bueno, esa relación pasa por acatar Obligaciones (esto incluye fundamentalmente a los funcionarios del Estado) para consigo mismo y sus semejantes. Se debe reconocer, escuchar, aceptar de voluntad incluyente que la dignidad es parte del equilibrio del orden cívico constitucional para garantizar la convivencia democrática.

La tolerancia y el respeto son la capacidad que se tiene para distinguir la diversidad y aprender de ella, para evitar los juicios totalitarios y generalizados que son un refugio frente al esfuerzo mental que requiere comprender, más allá de nuestras primeras impresiones, aquello que no se adecúa a nuestra estructura mental. Porque hacer esto último es la muerte en vida, la fijación de las ideas en donde ya no es capaz de penetrar un soplo de aliento que nos transforme. No hay nada más peligroso que los hombres que actúan desde sus fijaciones, dogmatismos e inquisiciones, es decir, cuando sus ojos son el arquetipo de lo ideal.

La democracia promueve la tolerancia, el respeto, la inclusión, divergencia, la opinión y el diálogo como fuentes de de expresión de sus valores fundamentales. Esto es, la Dignidad Humana, el Ser como fuente de expresión de la creación y recreación de la vida Digna, sin ningún tipo de restricción. Es la dignidad del ser humano, del hombre y la mujer como ceración de Dios con derechos y deberes inviolables para sí mismo y sus semejantes. Como condición intrínseca de la creación. La Vida como derecho inviolable de todo ser vivo que requiere ser considerado en sí mismo. Es más que la Declaración de Internacional de Derechos Humanos

En función de los valores humanos devenidos de la razón del Hombre y la Mujer para tomar decisiones que orientan su actuación, surge el conjunto de normativa que se formulan como obligaciones en la constitución nacional. Esto es la constitución es la más clara exaltación de la emancipación del hombre en el ordenamiento necesario de a razón espiritual, natural y social de la Dignidad Humana.

Toda persona es por naturaleza está llena de virtudes y sus actos están sustentados el reconocimiento que se hace como persona capaz de discernir, razonar y actuar en función de su potencial cognitivo y equilibrio emocional. La Dignidad leva al ser humano a ser consciente de sus actos y asumir sus consecuencias. A tomar decisiones producto de discernir en un proceso de mental reflexivo natural intrínseco del ser humano. Esta proceso esta más allá de cualquier condición socioeconómica.

¿Qué es lo más dañino para la Dignidad? El privilegio que la “democracia” le asigna a quienes detentan el poder, en el ejercicio de la representación que se constituye en la enajenación de la Dignidad humana. Asumir la representación y pretender que un acto plebiscitario es correspondiente a la capacidad de discernir es una soberana grosería.
Todo acto electoral responde a un proceso de comercialización capitalista de mercado técnica de una imagen concebida de “candidato ideal” que ama a los pobres, le tiene tiria a los ricos, a los norteamericanos y desea sacrificarse por los pobres asumiendo la” durísima” tarea de vivir en una casona que no desea y unos privilegios que no comparte, pero, nada hay que “sacrificarse” por su “pueblo”

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