viernes, 21 de noviembre de 2008

Cabimas-Zulia-Venezuela
Estado y legitimidad
Un punto de vista hacia el eslabón de la pérfida democracia
Hay dos tendencias peligrosas que deben evitarse en el campo de las relaciones humanas. La primera es promover el discurso de la culpa y la acusación. Las comunidades están formadas por emociones que se contraponen al paisaje de la pobreza o exclusión social.

La segunda, hace referencia a la discusión de lo sociológico y/o político, y más terrible aun en el campo de la sociología política, no debe empantanarse en dilucidaciones comparativas acerca de las teorías contratantes de la Democracia y la naturaleza de la soberanía popular respecto a los derechos de las minorías en la Democracia Representativa.

Adentrarse en cualquiera de estas dos vías significa enredarse en un debate puramente ideológico que tendría poca utilidad en el plano de la realidad, para entender como Venezuela se convirtió en una sociedad tan violenta y polarizada, mucho menos para abordar la posibilidad de mantener o consolidar la Democracia para el futuro.

Seguir cualquiera de estos dos planteamientos en el mejor de los casos, solo evidencia el sesgo del autor; Como afirma el Ex presidente de Brasil Dr. Fernando Cardozo “la interpretación subjetiva a nivel meramente político”

La idea fundamental que se discute entraña dilucidar el fracaso de la dirección democrática en función del fracaso o fractura de la condición de Estado. Por ejemplo, El fracaso en la protección de la ciudadanía como política de Estado, incide en las libertades civiles básicas, tales como el derecho de libre asociación y manifestación publica.

La estructura del poder central en relación a las estructuras políticas comunitarias.

A pesar del sistema de Estado Federativo que rige en Venezuela; La administración de los fondos de todo el sistema federal es controlada casi por completo de facto por el poder ejecutivo y la asamblea nacional.

Desde el fin de la Guerra Federal, con el inicio de la dictadura de Juan Vicente Gómez en 1911, el Estado venezolano ha mantenido una fuerte tendencia centralizadora, aun contraria a los mismos postulados contenidos en la Constitución.

El esquema macroeconómico actual es continuación, con mas o menos maquillaje, del esquema proteccionismo y sustitutivo de importaciones, revestido de liberalismo y populismo colapsado (y sin sustituto) por los impredecibles ciclos de precios de los productos y la perdida, a lo largo de los años, de la cuota de participación en los mercados internacionales para extracción y exportación de petróleo

Paradójicamente, y parece que contradice la afirmación anterior, los inmensos ingresos petroleros, que año tras años, gobierno tras gobierno, ha recibido el ejecutivo se han invertido en empresas propiedad del Estado para producir acero, aluminio y electricidad, para satisfacer las demandas del mercado nacional e internacional, con la curiosa particularidad de ser materia prima sustituta de materia prima.

Esto es, los japoneses compran la materia prima aluminio a las nuestras empresas de Guyana y nosotros le “compramos” bienes finales elaborados con ese aluminio.

El monopolio y control del Estado sobre todas las industrias básicas funciona de forma similar a las economías planificadas de la era soviética. El estado también genero planes quinquenales y se premio a quien a trocha y mocha “cumplió” con las “metas”.

Pero cuarenta años más tarde aun hay grandes contingentes de la población que vive en condiciones de pobreza critica y empeorando. Por ello aun los candidatos siguen “amando a los pobres”.

Después de casi cinco décadas y de todos los billones de dólares del mundo, el petróleo continúa sirviendo para el populismo, la corrupción y la reproducción de la pobreza como sustento de la Legitimidad del Estado

El nuevo contrato social requiere la presión sobre las instituciones democráticas,

Pero sin duda el signo fundamental de la Democracia es el ejercicio indirecto de la soberanía por el pueblo, a través de representantes electos, paradójicamente de forma directa, mediante elecciones secretas, libres y universales

Sin embargo la Democracia como régimen político no se agota en la representación ni en la participación política.

Progresivamente, en particular después de la segunda guerra mundial, la democracia como régimen político se vincula esencialmente a otros factores que van más allá de la sola elección de funcionarios o mecanismos de participación directa y que se refieren al funcionamiento del gobierno democrático. Vinculado al ejercicio del poder y la separación e independencia de los poderes del Estado, respecto a la garantía de los derechos humanos, pluralismo político, de los derechos laborales y la libertad de expresión.

En el mundo contemporáneo no basta que el origen del gobernante esté en el sufragio para que se lo considere democrático, sino que tiene que cumplir con otros elementos esenciales para tener legitimidad democrática y garantizar que sea un “gobierno para el pueblo”. ¿Donde habrá usted escuchado esa afirmación anteriormente?

La Democracia exige respeto y garantía de los derechos humanos y de las libertades fundamentales. Estos no pueden existir sino en Democracia y no hay Democracia si aquéllos no se garantizan, por más origen electivo que tengan los gobernantes

En el mundo contemporáneo la doctrina de los derechos humanos y su primacía se han convertido en parte importante de la Democracia, al punto de que un régimen en el cual se violen los derechos humanos, la libertad de expresión y en general las libertades fundamentales del hombre es esencialmente antidemocrático.

Pero además, la Democracia exige que el acceso al poder y su ejercicio se realicen con sujeción al Estado de Derecho, es decir, respetándose la Constitución y las leyes.

El acceso al poder no solo se realiza a través de elección de los representantes, lo que debe hacerse con sujeción a lo establecido en la Constitución, sino también mediante la designación de los titulares de órgano con arreglo a la propia Constitución.

Por ello, es esencialmente antidemocrática tanto la usurpación de cargos electivos como el ejercicio de cargos públicos por titulares nombrados violándose los requisitos y normas constitucionales.

Pero además un elemento esencial de la democracia es el pluralismo político, de manera que todas las organizaciones y partidos políticos puedan tener efectiva posibilidad, no solos de acceder al poder, sino de participar políticamente en la conducción de la sociedad.

El gobierno democrático, además debe ser un gobierno para el pueblo en su conjunto y no para una parte o grupo político. Por tanto, sin pluralismo político no puede haber democracia siendo esta incompatible con un régimen de partido único o hegemónico o un Estado integrado por funcionarios al servicio de una parcialidad política.

Por otra parte la Democracia como régimen político exige mecanismos constitucionales que aseguren el control del poder, lo que implica por una parte un régimen de separación e independencia de los poderes públicos y por otra parte, un régimen de distribución territorial del poder.

El principio de la separación de poderes es tangencial en la Democracia como lo es el principio de la representación popular mediante el sufragio para el ejercicio de la soberanía.

Solo el poder puede controlar al poder y su ejercicio abusivo. En este caso el poder soberano del pueblo. Por lo que, cuando no existe la separación e independencia de los poderes no hay Democracia.

En otras palabras es incompatible con la Democracia un sistema de gobierno que concentre y centralice el poder en la figura del Presidente, en una institución o en un solo partido. Al contrario la Democracia implica la separación de los poderes públicos de manera que exista balance y contrapeso entre ellos, es decir, posibilidad de control del poder.

La Democracia además conduce a la distribución territorial del poder público en entidades regionales y locales, de manera que el ciudadano y sus agrupaciones participen efectivamente en el ejercicio del poder público.

Solo cuando esta asignado el control del poder y de su ejercicio conforme al Estado de Derecho, pueden tener vigencia otros componentes fundamentales de la Democracia, como la transparencia y la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública, la probidad y la actuación de la Administración pública al servicio de los ciudadanos.

Adicionalmente una democracia exige el respeto de los derechos laborales, entre los cuales ocupan lugar preferente la participación libre e igualitaria en sindicatos y gremios sin injerencia del Estado. Los derechos de los trabajadores deben estar garantizados por el Estado y éste no puede intervenir en sus organizaciones.

Todo control e injerencia del estado en los sindicatos de manera que la libertad sindical quede sometida, es esencialmente antidemocrática

La democracia como gobierno de, por y para el pueblo impone que todas las instituciones del Estado estén políticamente subordinadas a la noma de la Constitución Nacional.

La institución militar en Democracia tiene que estar subordinada a la autoridad civil, democráticamente constituida y cumplir su misión de defensa del Estado y las propias instituciones democráticas.

La Democracia por tanto es mucho más que el acceso de los gobernantes al poder por vía electoral.

Es un régimen político conforme al cual el ejercicio del poder tiene que desarrollarse de acuerdo a la constitución y los principios del Estado de Derecho de manera que puedan ser efectivamente controlados, asegurándose el respeto y garantía de los derechos humanos y libertades publicas.

Todos estos elementos y componentes fundamentales de la democracia por otra parte, configuran en la actualidad la doctrina interamericana de lo que debe ser un régimen democrático, tal y como lo define la Carta Democrática Interamericana el 11 de sep de 2001, donde se definen los elementos esenciales entre los que destacan los derechos humanos y las libertades fundamentales, el acceso y ejercicio del poder con sujeción al estado de derecho, la celebración de elecciones periódicas, libres y justas, el régimen plural de partidos y organizaciones políticas y la separación e independencia de los poderes públicos.

Así mismo, define como componentes fundamentales del ejercicio de la democracia la transparencia y responsabilidad de los gobiernos, el respeto de los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa y el respeto al estado de derecho

La gobernabilidad, estabilidad y consenso en teoría deben estar sustentadas en relaciones para la sustentación del Estado, pero en la realidad no necesariamente se conducen de forma simultánea para la consecución o el mantenimiento del poder por un sector o grupo hegemónico de la sociedad, por muy democrático que sea el origen de su mandato.

Las experiencias exitosas de reforma de las sociedades democráticas es retribuir el poder del gobierno a los ciudadanos, de las cúpulas políticas a sus bases, de los empresarios a los consumidores, del estado a la sociedad. Por el contrario una crisis de gobernabilidad aplica cuando fuerzas oficialistas u opositoras, revierten las reformas contra aquellos propósitos, logrando subvertir el orden.

Toda decisión tomada para “mejorar las cosas” las empeora, en un juego pierde-pierde. Se concede poderes, se arma a la ciudadanía, se forman grupos matutes de apoyo al gobierno, a través de la represión de la libertad de manifestación, se otorgan permisos a la corrupción.

Los ascensos militares y designación de militares en cargos de confianza en la corrupción. Según Maquiavelo los denominaba efectos perversos

Una evidencia de la consecución del consenso básico de todo sistema de gobierno democrático esta sobre la base de valores y de reglas básicas sólidas, esto es lo que denomina Nicos Poulantzas el bloque en el poder.

La Democracia se debilita cuando el centro del poder político pierde consenso y la fuerza desordenada de los grupos que apoyan el régimen se desboca y promueve normas que pueden llegar a subvertir el orden establecido.

Un régimen democrático esta consolidado cuando una gran mayoría de la opinión publica, incluso en medio de grandes problemas económicos y de profunda insatisfacción con los funcionarios, mantienen la creencia de que los procedimientos e instituciones democráticas constituyen el modo mas apropiado de gobernar la vida colectiva y el apoyo de alternativas antisistemas es pequeño o esta mas o menos aislado.

La democracia se hace ingobernable cuando grupos de presión abandona el bloque de poder y apoyan nuevas alternativas. Estilo tradicional latinoamericano donde las fuerzas económicas y sectores políticos y militares se anotan a ganador, en un intento de garantizar el acceso al poder político para defender sus intereses.

Este ejercicio democrático es común y base de sustentación del populismo latinoamericano.

Las democracias latinoamericanas renacientes pudieron superar la crisis de la deuda externa porque los consensos básicos permitieron culminar las duras políticas de estabilización y el descontento popular no vulnero la debilidad de la gobernabilidad.

La lealtad democrática de los grupos de presión es variable y depende de la capacidad de los políticos para impedir disenso. La presión del gasto publico, es sumamente fuerte cuando se utiliza como comprador de conciencia, a todos los niveles de clases, religión, función.

En el caso de Venezuela el petróleo se constituye en caja de financiamiento de la pobreza; mecanismo de sustentación de gobiernos fundados en la esperanza de sacar a la población de la pobreza a base de becas y ayudas que terminan financiando al mas inmenso caudal de votos, este financiamiento a la pobreza permite evitar el disenso.

Los únicos que existen por esencia en y solo en la democracia son los partidos políticos, sindicatos y demás operadores políticos, lideres de barrio, de juntas de vecino, fauna pura fauna; A quienes les va la vida en preservar tal estado de cosas.

Es común observar alianzar o vínculos entre operadores de cúpulas, que hacen vida en las direcciones de las fracciones u organizaciones políticas, orientadas estratégicamente ha promover la separación del elector a partir del discurso ofensivo y descalificados.

Pero entre esa “cúpula podrida” se logra los mas jugosos contratos y prebendas entre los funcionarios del régimen y los representantes de los factores de la oposición. Su cercanía con la pobreza es pura ficción y discurso.

Basta ver un candidato electo para cualquier puesto, con el tiempo se pone obeso y le surgen bienes y riquezas inexplicablemente “ganadas” por su esfuerzo, sueldito del ministerio y su asombrosa capacidad de ahorro.

La legitimidad política proviene del origen y la actuación del gobierno ajustada al estado de derecho, a lo que denomina el Dr. H Kelsen Personalidad Moral del Estado y no a las presiones de la opinión pública o los grupos de poder.

La gobernabilidad democrática se sustenta en la represión de la violencia, del abuso del poder, de la corrupción, menor populismo y discurso divisionista, de la coerción o el chantaje.

La democracia no requiere de la violencia para desarrollarse y consolidarse como sistema que garantice la paz.

Las relaciones entre gobierno democrático y la sociedad civil son de equilibrio dinámico. La gobernabilidad depende del entendimiento del bloque de poder y si este o una parte importante de el, se colocan en disenso y realizan oposición sustancial la democracia se puede convertir en ingobernabilidad.

Cualquier sistema democrático puede estar legitimado por elecciones, pero es susceptible a perder legitimidad de origen si caudillos hábiles o inescrupulosos golpean los puntos vulnerables aprovechando las alianzas corporativas, oportunistas de quienes entienden el sistema democrático de gobierno y oposición como el gran negocio de todos los tiempos.

El debilitamiento del sistema democrático no proviene de la pobreza, la inflación ni la corrupción (muy por el contrario pareciera que son el soporte fundamental del discurso populista para captar votos o bien de la oposición como del oficialismo), sino de la fractura del bloque del poder.


El consenso en ocasiones esta sustentado en el irrespeto del Estado de Derecho, concentración de poder y corrupción moral, desvirtuando los valores principales del estado y del concepto de democracia que priva en la voluntad colectiva, pasando por encima de la personalidad moral de estado.

Llegando incluso a promover el desgobierno, desorden y aparente populismo judicial desde el poder central del gobierno para justificar actos vandálicos promovidos y amparados por funcionarios y operadores políticos del partido y grupos de partido en el poder, para justificar la ingobernabilidad de la democracia por la vía normal.

Cobra vigencia el presidencialismo, el ventajismo institucional (básicamente amparado en ventajismo judicial), lo cual debe ser eliminado para recobrar el orden institucional.

¿Cómo hacerlo con la conciencia colectiva inyectada del abuso del poder y la impunidad judicial? ¿Cómo sustentar el sistema democrático y el bloque de poder?

Otro factor importante en el desgobierno es la utilización del partido y los funcionarios que viniendo del partido, utilizan cargos públicos para actuar mas como operadores políticos más que funcionarios al servicio de ciudadano.

En ese sentido el funcionario se reduce a militante activo del partido; Pagado por el Estado para que primero vote, y luego, “piense” en función del partido de gobierno y sus “lideres fundamentales”.

Bajo ese enfoque se olvida que el Estado es la Sociedad y que la estructura del Estado esta orientada a satisfacer el bien común.

Que la Democracia se centra en los espacios de diálogos, consenso y discenso.

La quiebra del sistema democrático no es culpa de la pobreza, marginalidad, desempleo, sino de la estructura de poder y los operadores políticos incapaces de actuar mas allá de sus intereses, Que la sociedad a la que engañan y timan, es a la que van de nuevo a exigirle que voten por ellos. Operadores políticos que se olvidan del bien común o de lo que llaman burlonamente el interés colectivo.

El pobre y la pobreza son utilizados como un recurso discursivo, cínico y populista.

1 comentario:

william gonzalez dijo...

profesor publique lo referente al estado socialista